Un Futuro Incierto
- Giselle Murillo
- 10 dic 2022
- 3 Min. de lectura
Por si una pandemia de un virus arrasador llamado COVID-19 no fuera poco, la Madre Tierra ha decidido sacar aún más sorpresas, o más bien castigos, para la humanidad. El mundo se está quemando, la tierra está temblando y lo único que queda es esperar qué más viene.

Imagen tomada de Vox-Yevgeny Sofroneyev/TASS via Getty Images
A nivel mundial, se han dado una serie de incendios forestales por los territorios. El fuego salvaje que consume los bosques de California, los incendios en el Pantanal de Brasil y los llamados “incendios-zombies” en el Ártico de Siberia tienen un factor en común; el cambio climático. Como se señala en el informe de 2020 de Science Brief, un sitio web dirigido por científicos que revisan la evidencia sobre temas críticos, “El calentamiento inducido por el hombre ya ha provocado un aumento global en la frecuencia y severidad del clima de incendios, aumentando los riesgos de incendios forestales”, concluyeron los autores.
Contrario a las declaraciones de que Brasil es el país que más preserva el ambiente de parte Jair Bolsonaro, presidente del país, muchos gobiernos de diferentes países y organizaciones ecologistas rechazan la idea al señalar que el mandatario ha impulsado la deforestación, la reducción de recursos del sector y ha flexibilizado la fiscalización. De hecho, debido a que se busca mejorar la actividad comercial, mineros, agricultores y terratenientes han optado por la forma más sencilla y barata de despejar el terreno selvático para sus actividades, la quema del bosque.
Los últimos incendios y desastres se deben precisamente a esta práctica. A pesar de que en julio de este año Bolsonaro haya puesto en orden una prohibición de 120 días de la quema de bosque, se conoció después que esto no fue tan estricto como aparentaba. Por ende, el fuego que consume, en este momento, el Pantanal es producto de una terrible ausencia estatal o, aún peor, de un estado que se hace el de la vista gorda.
Pues los incendios recientes son un resultado de la combinación de factores tanto locales como globales, pero, sobre todo, por el pobre manejo de los seres humanos. No sólamente es el cambio climático, este fenómeno abarca desde la deforestación hasta la negligencia de quemas controladas, por una mala administración de los recursos de los territorios. Alex Bajakian, biólogo de la Universidad Azusa Pacific, tiene un punto de vista similar “no es el cambio climático que está comenzando los incendios, pero una vez los incendios comienzan, pienso que el cambio climático dificulta la lucha contra ellos” dice el experto, “pero pensaría que la gente estúpida es la razón de que haya tantos incendios, no el cambio climático en sí”.
El cambio climático no es el culpable principal de estos desastres, pero sí ha sido una fuerza tras los incendios que consumen, por ejemplo, la costa oeste de Estados Unidos. Desde 1980, se han dado veranos y otoños tan calientes que han preparado la tierra californiana para ser un ambiente propicio para incendios, como se señaló en una investigación de Environmental Research Letters. El exceso de calor en los últimos meses ha secado incluso la hierba más grande, convirtiéndose el alimento al fuego que consumió más de 3 millones de hectáreas de tierra y áreas metropolitanas como Los Ángeles y San Francisco.
En cuanto a los “fuegos zombies” en el Ártico, donde aproximadamente la mitad de los incendios de este año han sucedido, expertos han señalado que se debe a los suelos de turba. Este tipo de suelo es el resultado de la descomposición de materia orgánica rica en carbono y donde se cree que puede arder fuego bajo la superficie congelada para luego resurgir en los meses veraniegos, como lo haría un zombie. Estos incendios precisamente son gracias a una anterior temporada caliente poco característica del territorio que, en consecuencia, secó la tierra. “El cambio climático conduce a veranos muy calurosos y secos en los que se inician grandes incendios forestales muy rápidamente y difundir muy fácilmente”, indica Bajakian, luego añadiendo que “el cambio climático impactado por los humanos conduce a condiciones más adecuadas para que se inicien los incendios, por lo que, aunque los incendios necesitan una fuente de ignición, normalmente es causada por la actividad humana irresponsable”.
Es entonces de suma importancia que como habitantes de esta tierra, la humanidad tenga conciencia del alcance de sus actos. Una pequeña acción puede llevar a grandes resultados y queda en manos nuestras determinar si serán positivos o negativos. La irresponsabilidad humana de grandes industrias y gobiernos ya ha hecho mucho daño, es hora de que corrijan sus errores y velen por el bienestar de este planeta al que llamamos hogar.
Artículo originalmente publicado el 21 de septiembre de 2020 en El Diurno.
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